Muchas veces nos vamos a encontrar, sobre todo en las charlas espirituales, ciertas contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace. Siempre propongo a mis alumnos que si eligen un mentor que sea una persona con resultados. Y me preguntarás… ¿cómo sé si tiene resultados? Muy simple, observa su vida y te darás cuenta.

La espiritualidad no tiene excusas, si hay una creencia en ti se va a manifestar externamente de un modo casi inevitable, es por eso que la vida funciona como un espejo para que tomemos consciencia de nuestros conflictos internos. Cuando nos relacionamos con los demás, también tenemos la oportunidad de conocernos mucho mejor ya que las demás personas nos reflejan muchos aspectos de nosotros mismos para que podamos trabajarlos y así hacernos más conscientes, sobre todo dentro del ámbito familiar. Hay un dicho que dice,  ́ ́si crees que estás iluminado anda y pasa una semana con tu familia ́ ́.

Para descubrir cuáles son nuestras verdaderas creencias, tenemos que observar que es lo que hacemos, no lo que decimos. Muchas veces somos habladores y no hacedores. Las personas que hablan y no hacen nada, suelen ser personas que utilizan la espiritualidad de un modo inconsciente para evadirse de la vida. Entonces la vida inteligentemente, pone limitaciones. Las limitaciones, nos llevan forzosamente al cambio. Estos cambios en las personas se dan tarde o temprano y el tiempo que tarden en darse cuenta va a depender de la estructura del ego. Cuanto más ego tiene una persona, más difícil le es ver la realidad, porque la realidad le muestra inevitablemente quién es y dónde está parado. Se necesita mucha humildad y llegar a tocar fondo a través de cierto grado de sufrimiento para que la imagen formada por el ego quede quebrada, básicamente esto para la mente sería como morir. Por eso, nos podemos encontrar con mucha resistencia a este tipo de cambios. En un momento dado la mentira se hace insoportable y es probable que comience la transformación.

Cuando la estructura del ego cae, también caen las defensas. Comenzamos a fluir con la vida, nos hacemos uno y la acción surge por sí sola. Esta acción no tiene que ver con la voluntad personal, es como un movimiento energético que sucede en un nivel muy profundo y lo que hacemos es simplemente escucharlo, y seguirlo. Algunas veces se puede escuchar y literalmente es como una voz, y otras veces son sensaciones.

Simplemente sabes… pero no sabes cómo lo sabes. Confiar en esta inteligencia intuitiva hace que nuestra relación con la vida cambie absolutamente. Pareciera como si todo se acomodara por si solo.
No utilices los conceptos espirituales para evadirte de las responsabilidades de la vida. El cosmos pone su parte y tú pones la tuya. Es en la unión del Alma y la Mente o Espíritu y Materia cuando se producen los milagros. Sé quién has venido a ser y no dejes que nada ni nadie te detenga. Aprende a escuchar la voz de tu alma y deja a un lado la voz de la mente. Las demás personas se transformarán con tu ejemplo, no con tus palabras. Eres único e irrepetible, descubre quién eres realmente y crearás la vida que siempre has soñado.