Hoy les tengo una historia, de un encuentro muy raro
Me cruce con un ángel, con su risa y su llanto
Yo quisiera ser como tu… como tu
No sé bien que decirte, con mirarte me alcanza
Al sentimiento profundo, no le alcanza palabra
Yo quisiera ser como tu… como tu
Enigmática presencia, no me dejes con tu ausencia
Que si me quedo así, sin ti
Se me parte el universo, el cristal que llevo dentro
Me quema al sentirte, en mi…
Con tus alas te elevas, desafiando lo eterno
Misteriosa sin penas, dueña de mí silencio
Yo quisiera ser como tú, como tu
Enigmática presencia, no me dejes con tu ausencia
Que si me quedo así, sin ti
Se me parte el universo, el cristal que llevo dentro
Me quema al sentirte, en mi…
Historia
En una ocasión salimos a cenar con un amigo y en la mesa de al lado había una familia y uno de los integrantes era una nenita que tendría aproximadamente unos 3 o 4 años. Nos miraba y se mataba de risa, lo cual a nosotros nos pareció muy gracioso y nos hizo reflexionar sobre el estado natural que habita naturalmente en todos los seres humanos cuando este se encuentra libre del condicionamiento. Muchas veces vamos “creciendo” y nos vamos olvidando cual es nuestra verdadera naturaleza y creo que en el fondo, todos queremos volver a ser niños y recuperar ese espacio de inocencia donde sentimos que todo está bien.
Dicen que un adulto “despierto espiritualmente” (Buda) es también como un niño y que en lo único que se diferencian el uno con el otro, es que el adulto es consciente de su inocencia y el niño aun no, pero que básicamente están experimentando lo mismo.