En primer lugar tenemos que permitirnos conectar con las emociones, nuestros sentimientos más profundos y aprender a diferenciar los que vienen de la mente lógica y racional, a los que vienen del Ser o del Alma. Esto es fundamental para tener Claridad, porque si no sabemos quiénes somos y qué es lo que vinimos a ofrecer al mundo, vamos a estar dando vueltas siempre sobre el mismo lugar sin saber adónde vamos. Generalmente me preguntan cómo hacer para diferenciar entre los deseos de la mente y los deseos del Ser. Entonces les invito a que se AQUIETEN, a que simplemente se detengan. No sólo físicamente, sino también internamente. Este detenerse, desde mi punto de vista, es Meditación. La sorpresa que nos llevamos es que cuando nos permitimos sentir lo que estamos sintiendo, comenzamos a perder identificación con los pensamientos y nos hacemos conscientes de cierta quietud interior. Desde esta quietud interior desarrollamos mucho la intuición y a través de la misma, comenzamos a adquirir información que suele venir acompañada de diferentes sensaciones. Es a lo que habitualmente se le da el nombre de Sabiduría.

De repente sabés… pero no sabés porque lo sabés. Simplemente confías en tu intuición y comienzas a tomar las decisiones adecuadas.