En algunas sesiones algunos padres me comentan que los chicos necesitan meditar porque tienen algún tipo de problema con la escuela, algún tipo de adicción, problemas de atención, etc. En definitiva están viendo en los hijos cierto problema de adaptación al medio que les rodea, lo cual tiene bastante sentido, porque el sistema educativo de hoy no está orientado a que los alumnos potencien sus dones y talentos lo cual hace que se repriman emocionalmente (y los resultados están a la vista). Por suerte todo esto está cambiando, se están rompiendo viejos paradigmas y están surgiendo nuevas escuelas, donde se les permite a los alumnos interactuar con los maestros de una manera mucho más adecuada.

A veces los padres se preguntan por qué los hijos cuando tienen algún problema o inquietud van y lo hablan con los amigos en vez de hablarlo con ellos. O sea, ¿por qué buscan consejos fuera de la familia? La razón es porque no se sienten juzgados. Muchas veces los padres ejerciendo el rol de padres, no escuchan verdaderamente a sus hijos y cuando ellos se intentan abrir y contar sus experiencias, se sienten presionados por no haber hecho lo correcto o lo que era más adecuado según la visión de ellos. Suelo proponer que a veces se olviden del rol de padres, y que se relacionen más de humano a humano, de persona a persona, intentando comprender que en los últimos años hubo un salto generacional muy importante.

Hoy el niño se rodea de cosas muy distintas a las que se relacionaba el padre en su infancia, lo cual genera que muchas veces, sean los niños los que deban enseñarles cosas a los padres. Estamos en una etapa de la humanidad donde hay una necesidad urgente de un nuevo estado de consciencia y los niños probablemente sean, como dicen los Maestros Espirituales, “Los portadores de luz de la Nueva Tierra”.